Una de las enfermedades que más preocupa a los dueños de las mascotas en Colombia, es la rabia. Por eso, en el programa Ciencia de Gabrica junto con veterinarios expertos en el tema, compartimos información de valor sobre este diagnóstico.
La rabia es una enfermedad de origen viral, del género Lissavirus y de la familia Rhabdoviridae reconocida formalmente desde 1880. Su nombre fue nació de la palabra griega Rhabdo, la cual hace referencia a la forma de bala característica del virus al observarlo microscópicamente; A lo largo del tiempo han sido reconocidos 7 genotipos del virus de la rabia, de los cuales el genotipo 1 es el causante de la enfermedad, siendo los murciélagos hematófagos el principal reservorio del virus.
Esta enfermedad infecciosa es una de las zoonosis más importantes a nivel epidemiológico y de reporte obligatorio, debido a su distribución global y a sus consecuencias mortales, afectando principalmente el sistema nervioso central de animales de sangre caliente domésticos, salvajes y a las persona que puedan entrar en contacto con animales infectados.
La principal causa de trasmisión de esta enfermedad es a través de la mordedura de un animal infectado, ya sea a otro animal o un humano debido a el contacto de la saliva con la herida producida por esa mordida, permitiendo así la inoculación del virus. Otra forma de transmisión es por el contacto con heridas de cualquier origen, con saliva o secreciones oculares u olfativas de animales infectados, al igual que por rasguños.
En menor medida se ha reportado transmisión por aerosoles en lugares donde la concentración del virus es demasiado alta (Cuevas y laboratorios). Y aunque se considera que el contagio entre personas es casi imposible, han habido casos raros de transmisión del virus de la rabia como consecuencia de trasplante de tejidos en humanos, principalmente con el trasplante de córnea.
Tras la inoculación del virus, independientemente de la vía de transmisión, este permanece incubado por un tiempo estimado de 2 semanas a un año; de acuerdo a la OIE (Organización mundial de la salud animal) esto depende de qué tan distante está el foco de inoculación del virus respecto al cerebro (el cuál es su órgano diana), posteriormente el virus comienza a diseminarse a través de las terminaciones nerviosas hasta llegar al sistema nervioso central (SNC) produciendo una encefalomielitis y replicándose a glándulas, incluyendo las salivales. De ahí que se presente el contagio por saliva de animales infectados y mucosas.
Como lo mencionamos anteriormente, este virus afecta animales de sangre caliente, principalmente murciélagos hematófagos y mamíferos carnívoros como: zorrillos, mangostas, mapaches, gatos y perros, los cuales son los huéspedes potencialmente transmisores del virus a los humanos. Por otro lado, existen huéspedes accidentales como ardillas, primates; animales de producción como caballos, vacas, cabras y ovejas, estos huéspedes ocasionales, permiten evaluar el ciclo silvestre de la enfermedad y son indicadores de las zonas de mayor riesgo de exposición al virus.
Los síntomas de rabia inician con cambios repentinos de comportamiento, cefaleas, fiebre, paresia, incoordinación y dolor inespecífico. Adicional a estas condiciones, la rabia se puede manifestar de dos maneras dependiendo de la concentración del virus en el cerebro:
La enfermedad de la rabia ha sido ampliamente estudiada debido a sus repercusiones en la salud animal, salud pública y el aspecto socioeconómico. De acuerdo con varios estudios de la OIE y la OMS, la enfermedad se presenta en poblaciones vulnerables donde los protocolos de higiene, salud y atención veterinaria son remotos. Es por esto, que el 95% de los casos de rabia confirmada se presentan en Asia y África, seguidos de Latinoamérica en donde la población rural desatendida es mucho más grande que en otras partes del mundo.
Con base en los últimos estudios de las Naciones Unidas, se ha determinado una estadística poblacional crítica, en la que se calcula que anualmente 59000 personas mueren a causa de esta enfermedad, los rangos de edad promedio oscilan entre los 5 y 14 años, lo que deja en claro que los niños son más propensos al contacto con animales infectados. De igual forma, se ha llegado a la conclusión de que el 99% de las veces en las que se produce este contagio se debe a la mordedura de un perro doméstico infectado con el virus de la rabia.
Pese a que existen vacunas antirrábicas diseñadas tanto para humanos, como para mascotas, las poblaciones más susceptibles de infección no tienen la misma facilidad de acceso a estos protocolos de prevención, debido al estado de pobreza y desinformación; sin embargo, varios países se han unido en búsqueda de mejorar esta situación, visitando las zonas más afectadas y planteando estrategias educativas y sanitarias para mitigar la enfermedad.
Por otro lado, el sector rural también se ve afectado por el ciclo de rabia silvestre, debido a que, como lo mencionamos anteriormente el ganado, caprinos, equinos y otros animales de producción pueden verse fácilmente infectados y actuar como huéspedes accidentales del virus, lo que ocasiona grandes pérdidas económicas debido a que todos los animales son descartados y sus productos no pueden ser comercializados para consumo por ningún motivo.
Refiriéndose a la rabia en animales, los últimos boletines epidemiológicos del Instituto Nacional de Salud del 2019 han confirmado 4 casos de esta enfermedad: 2 en Magdalena por perros infectados, 1 en Anapoima por un murciélago y otro a finales de diciembre por un gato en Villavicencio. Se estableció que las zonas más afectadas son el Caribe, Chocó y la Amazonía, lo cual coincide con los reportes de la OMS que asegurar que el virus esta más presente en poblaciones vulnerables de mayor pobreza. De igual forma, el ICA notifico en el último trimestre del 2019, 56 focos de rabia silvestre que afecto a animales de producción, especialmente en Sucre.
En el seguimiento a la salud humana se logró calcular que aproximadamente 99714 personas tuvieron un accidente o fueron agredidas por un animal, de estos, el 98% se debió a mascotas (perros y gatos), siendo hombres la población más afectada. El último caso de rabia humana confirmada fue en el 2017 en Cundinamarca, sin embargo, se reporta que entre el 2000 a 2017 la mayor cantidad de casos se reportaron en Chocó, Santa Marta y Santander (38 casos distribuidos).
A la fecha, no se han reportado nuevos casos confirmados de rabia humana, sin embargo, las entidades nacionales están comprometidas para prevenir, controlar y eliminar la rabia urbana, transmitida por perros o gatos y controlar el ciclo silvestre de la rabia a través del seguimiento de los murciélagos hematófagos.
Es evidente que muchas enfermedades podrían no tener consecuencias delicadas o de alto riesgo, si se maneja adecuadamente y de forma temprana el concepto de prevención. Teniendo en cuenta esto, es importante que dentro del rol como médicos veterinarios y de futuros colegas, se fomente la educación en los dueños de mascotas, explicando la importancia de los cuidados previos para mitigar enfermedades tan graves como la Rabia.
Es por ello, que el compromiso veterinario frente al control de esta enfermedad radica en lo siguiente:
Por último, es importante que médicos veterinarios cuenten con la vacuna antirrábica dentro de su esquema de salud; además de continuar con su labor de proteger el bienestar de los animales, y así mismo a los dueños de mascotas debido al estrecho vínculo que los une.