El malestar articular en caninos es una afección que pueden presentar todos los perros independientemente de su raza o edad. Las causas pueden ir desde lesiones y traumatismos, hasta enfermedades degenerativas como la artritis. Es importante que como médicos veterinarios estemos familiarizados con los síntomas y podamos brindarles a los padres de mascotas diagnósticos acertados y alternativas efectivas para mejorar la movilidad de sus perros. Continúe leyendo este artículo y conozca más sobre los posibles desencadenantes del malestar articular en caninos.
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Aunque son diversos los motivos por los cuales un perro pueda presentar dificultad a la hora de moverse, estas son las artropatías más comunes:
Es la inflamación de las articulaciones conformadas por hueso subcondral, el cartílago articular, la cápsula articular y el líquido sinovial. Esta genera daño e inflamación causando dolor y alteraciones de esta.
Es una enfermedad articular crónica, por causas no inflamatorias, caracterizada por la pérdida de cartílago articular, el engrosamiento de la cápsula articular y osteofitosis que, en última instancia, genera dolor y alteraciones.
Es generada por enfermedades ortopédicas tales como ligamento cruzado anterior, osteocondritis disecante (OCD) o dislocación rotuliana (rótula), displasia de cadera, displasia de hombro, entre otras.
Inflamación que afecta simultáneamente a varias articulaciones. Puede generarse por alguna enfermedad inmunomediada o infecciosa.
Como resultado de caídas, golpes, traumatismos o esfuerzos repetitivos como saltar y correr, las lesiones también pueden generar malestar articular.
Es la reducción parcial o total del movimiento de una articulación debido a la unión de dos o más articulaciones.
Cuando el padre de mascota tenga una sospecha de que su perro está presentando malestar articular, como médicos veterinarios debemos confirmar dicha suposición a través de un diagnóstico acertado. Para esto, pondremos en práctica el siguiente protocolo:
Debemos preguntarle al propietario sobre los síntomas que observa en su mascota. Cuando hay malestar articular, los signos clínicos pueden ser cojera, rigidez al levantarse, dificultad para subir escaleras o edad. La edad, raza, peso y nivel de actividad física del perro también son datos fundamentales a tener en cuenta.
Se realizan pruebas de rango de movimiento, se palpan articulaciones para identificar dolor, calor, inflamación y enrojecimiento; se evalúa la marcha del perro para evaluar el grado de cojera.
En las radiografías podemos identificar el daño articular, huesos mal alineados u otras anomalías en las articulaciones. Además, también nos muestran el grado de afección articular del perro y así mismo orientar el tratamiento.
Son útiles para detectar signos de inflamación e infección en el cuerpo del paciente. También podemos detectar problemas de salud subyacentes que puedan estar contribuyendo al malestar articular del perro.
Se introduce una aguja estéril a través de la piel dentro del espacio articular y se extrae el líquido, esto nos dará un diagnóstico de una afección articular específica como la artritis o la osteocondritis disecante; por otro lado, también nos ayudará a determinar si hay signos de inflamación o infección.
En algunos casos se requieren hacer estos exámenes para tener imágenes detalladas de las articulaciones o tejidos a su alrededor.
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Dependiendo de la causa del malestar articular en perros, se definirá el tratamiento que mejor se acomode a la solución del problema. Sin embargo, como médicos veterinarios debemos priorizar el alivio del dolor y reducir la inflamación.
Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides son prescritos comúnmente para reducir la inflamación en perros que presenten malestar articular. Del mismo modo, también se recetan analgésicos.
La glucosamina y la condroitina pueden ayudar a reducir la inflamación y a aliviar el malestar articular del paciente. La glucosamina estimula la producción de ácido hialurónico, un componente importante del líquido sinovial que lubrica las articulaciones; por otro lado, la condroitina ayuda a mantener la estructura del cartílago y puede inhibir la producción de ciertas sustancias químicas en el cuerpo que causan inflamación.
Ejercicios con rangos de movimiento, de fortalecimiento y masajes ayudarán al paciente a mejorar su movilidad, fortalecer los músculos alrededor de la articulación afectada y a controlar problemas de sobrepeso.
Como pudimos observar en las causas de malestar articular, el sobrepeso y obesidad afectan la movilidad de los perros; por esa razón, debemos recomendar una dieta saludable para mantener al paciente en un peso adecuado. Hill’s Prescription Diet Canino J/D contiene ingredientes como el EPA, la glucosamina y condroitina que favorecen la movilidad de los caninos.
En algunos casos puede llegar a ser necesario realizar un procedimiento quirúrgico para solucionar el malestar articular del perro. Se acude a esta opción cuando se debe reparar una lesión, corregir problemas estructurales o reemplazar articulaciones dañadas.
Independientemente del tratamiento que necesiten sus pacientes con malestar articular, el collar de Yoos es una excelente alternativa para ayudar al alivio del dolor.
Su mecanismo de acción consiste en que al poner el collar, este entra en contacto con el calor corporal del perro y empieza a liberar el principio activo a medida que avanzan los días y se concentra a nivel del organismo. El collar dura hasta 30 días.
Sus componente son:
No se debe utilizar con AINES del grupo salicilatos.
En Gabrica esperamos que haya tenido en cuenta los consejos que damos en este artículo y que acompañe el tratamiento de malestar articular de sus pacientes con el innovador collar Yoos.
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Referencias
Banfield Journal. (2010). Artritis del perro y del gato. https://www.banfield.com.mx/images/journal/BJ_MtD_D2.pdf
Artrosis en Perros | American College of Veterinary Surgeons – ACVS. (s. f.). https://www.acvs.org/small-animal-es/osteoarthritis-in-dogs
Varela Balcells, F., & Valladares, J. E. (s. f.). POLIARTRITIS Y LEISHMANIOSIS CANINA: PATOGENIA DE LA ALTERACIÓN ARTICULAR. CASO CLÍNICO. Universidad Autónoma de Barcelona. https://ddd.uab.cat/pub/clivetpeqani/11307064v18n4/11307064v18n4p232.pdf