En los últimos años ha venido creciendo el uso de la alimentación tipo BARF (Biologically Appropriate Raw Food) con alimentos crudos (carnes, vegetales y frutas) para la nutrición diaria de perros y gatos, bajo el concepto de una dieta 100% natural. Esto ha generado gran controversia debido a su precipitada extensión y manejo libre de infinidad de recetas realizadas sin la prevención necesaria. Así que, si alguna vez has escuchado hablar de esta nueva tendencia de alimentación para tu mascota, o quieres conocer algunos datos, desde Gabrica te daremos a conocer 7 mitos de las dietas crudas para mascotas:
Si bien es cierto que los diferentes tipos de alimentos aportan valores nutricionales para la vida de nuestras mascotas, se requiere que cada nutriente, como: el agua, las proteínas, los carbohidratos, los minerales, las vitaminas y las grasas, estén en una correcta proporción para evitar deficiencias o excesos de estos mismos, que podrían desencadenar enfermedad. Debido a la gran variedad de recetas y preparaciones caseras, no se puede asegurar las proporciones correctas de los nutrientes a diferencia de los alimentos formulados para mascotas de alta calidad diseñados tras varios estudios para brindar los requerimientos nutricionales necesarios para cada etapa de vida de nuestro perro o gato (1).
Los usuarios de estas dietas, afirman que tras iniciar este tipo de alimentación para sus mascotas notaron mejoras del pelaje y la piel, mayor energía y heces más compactas y pequeñas. Sin embargo, aparte de referencias anecdóticas no existe hasta el momento evidencia científica(7) que demuestre o respalde estos beneficios, los cuales a su vez se podrían lograr con dietas comerciales de alta calidad con respaldo.
Los miles de años de domesticación inicialmente del perro y posteriormente del gato, hicieron que evolucionarán y se adaptarán incluso genéticamente a una alimentación variada, de acuerdo con la revista Nature (2), aunque sin dejar de lado el alto requerimiento proteico, principalmente en gatos. Sin embargo, proporcionar solo carne cruda a una mascota, a parte de los riesgos sanitarios que puede implicar, puede llevarlo a un déficit nutricional acortando su calidad de vida.
Como lo comentamos en el punto anterior, si bien es necesario un aporte proteico elevado, los cereales como la avena, arroz o cebada forman parte de una dieta equilibrada para las mascotas aportando vitaminas, minerales y fibra, al igual que algunas frutas o verduras (no todas son aptas para nuestras mascotas). Incluso los lobos, predecesores de los perros, considerados grandes carnívoros incluyen en su dieta plantas y bayas.
Contrario a esta afirmación la mayoría de los estudios realizados sobre las dietas BARF, se basan en los riesgos que implican tanto para la salud del animal como para la salud humana. Un estudio realizado por la FDA (3) (La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) en 2012, descubrió que un 23% de las muestras tomadas de alimento crudo para mascotas estaban contaminadas con bacterias, principalmente Salmonella spp. y Listeria spp. versus el 0,1% de las dietas de alimento concentrado seco para mascotas. Esto representa un riesgo no solo para el animal, sino para el padre de mascota y su familia al manipular los alimentos o al convertirse la mascota en un portador de estos patógenos.
Adicionalmente se han descrito múltiples alteraciones en la salud de las mascotas como: gastroenteritis recurrentes de origen infeccioso, obstrucción o lesión por alimentos de difícil digestión como huesos, deficiencias nutricionales principalmente de calcio y fósforo necesarias para el desarrollo saludable especialmente en la etapa de cachorros, hipertiroidismo e insuficiencia renal (4,5).
Recomienda descongelar solo al momento que se va a utilizar. Sin embargo, el haber congelado los alimentos crudos no garantiza que las bacterias mueran, muchas de las bacterias pueden resistir a las bajas temperaturas incluyendo Salmonella spp. y E. coli.
Las enzimas encargadas de la digestión se encuentran propiamente en el tracto gastrointestinal de los perros, gatos e incluso en nosotros, se producen de forma natural para ayudar a procesar los nutrientes que aportan los alimentos. De tal forma que esta afirmación no es exacta. Por otro lado, también se habla de que cocinar los alimentos hace que pierdan su valor nutritivo (6), sin embargo, esto depende del modo en que se cocina, la temperatura, la humedad, el tamaño y los nutrientes hidro o liposolubles del alimento en cuestión, aunque según varios artículos esta perdida es mínima y fácil de recuperar.
Teniendo en cuenta lo anterior, la mejor manera de prevenir posibles riesgos con las dietas crudas para mascotas es evitándolas, si bien puede ser atractivo el concepto de esta dieta la seguridad para las mascotas, los padres de mascota y sus familias son la prioridad. Si tienes dudas sobre la dieta general adecuada para tu perro o gato es ideal consultar con tu médico veterinario para evaluar los requerimientos nutricionales de tu mascota y establecer un plan de alimentación seguro para su etapa de vida con alimentos de alta calidad y de respaldo científico.
Bibliografía