Una de las especies más desafiantes a la hora de hablar de anestesia, son los equinos, ya que su riesgo de muerte es mucho más elevado que el de otras especies domésticas, debido a su alta susceptibilidad a presentar complicaciones perianestésicas. Por eso, hoy nuestros expertos del Programa Ciencia de Gabrica, nos contarán qué analgésicos se pueden usar en equinos.
Las complicaciones por analgésicos en equinos se dan en su mayoría durante la fase de recuperación, al ser este un momento crítico y poco controlable, y todo eso se debe a la acción directa de los agentes anestésicos sobre los sistemas cardiovascular y respiratorio (Tabanera de Lucio, 2013).
A la hora de realizar un proceso de anestesia en caballos, se deben tener presentes cinco objetivos:
Igualmente, lograr una recuperación rápida y efectiva de las constantes fisiológicas y la capacidad motora a un estado de normalidad, sin excitación y sin secuelas.
Un factor muy importante de mencionar dentro de la práctica anestésica es la analgesia, ya que es necesario suprimir por completo el dolor para evitar respuestas indeseadas como consecuencia, y para lograr una fase de recuperación más tranquila y fácil, sin excitación y lo menos atáxico posible.
Por otro lado, es necesario vigilar las funciones cardiovascular y respiratoria para lograr el éxito en el evento anestésico, por lo que se deben elegir los fármacos que tengan el menor impacto posible en estas constantes (García, Sumano, Núñez, 2002).
Actualmente se utilizan tres clases de fármacos preanestésicos en equinos:
Los fenotiazínicos (acepromacina y promacina, propiopromacina), las benzodiacepinas (diacepam, zolacepam y midazolam)
Los alfa-2 agonistas (xilacina, detomidina, medetomidina, romefidina)
Los agonistas (morfina, meperidina, oximorfona, metadona) y los agonistas-antagonistas (pentazocina, butorfanol, nalbufina, buprenorfina).
Los fármacos alfa-2 agonistas que se destacan en medicina veterinaria incluyen la clonidina, romefidina, xilacina, medetomidina, detomidina y dexmedetomidina. Estos fármacos difieren entre sí, entre otros factores, por su selectividad a los receptores alfa-2.
La xilacina posee una selectividad de 160:1 en relación a los receptores alfa-1, la clonidina de 220:1, la detomidina de 260:1, la romefidina de 340:1 y la medetomidina o dexmedetomidina de 260:1 por igual. Los fármacos más selectivos tienden a mantener la sedación y la ataxia por períodos más prolongados con dosis mucho menores (da Silva Serpa, 2011).
Estos fármacos son excelentes sedantes y analgésicos. Los efectos de estos agentes son dosis-dependientes y su manifestación es rápida: 3-5 min después de aplicarlos por vía IV y 10-15 min después de la aplicación IM.
Sus efectos sedantes son evidentes, lo que los ha convertido en los tranquilizantes preanestésicos de primera elección en equinos. La sedación que se logra es profunda, pero es dosis dependiente. El caballo baja la cabeza y cuello e incluso intenta recargar la cabeza, los párpados y belfos se relajan y la deambulación es vacilante por la ataxia que inducen, dado que estos agentes son relajantes musculares (García, Sumano, Núñez, 2002).
Al realizar la combinación e analgésicos Detomidina-ketamina se logra una notable sedación, con tan sólo 20 µg/kg IV de detomidina; es considerado un fármaco de mayor potencia y más larga duración, es al menos 80-100 veces más potente que la xilacina. La ketamina se administra a dosis de (2.2 mg/kg IV) y se logra inducción a la anestesia con las mismas características que la combinación xilacina – ketamina, alcanzando el decúbito esternal en dos minutos posterior a la aplicación.
La detomidina induce una depresión cardiopulmonar más marcada que la xilacina con hipoxemia moderada durante la recumbencia. Sin embargo, los efectos sedantes son más duraderos y logran un evento anestésico tranquilo y suave. Hay que tomar en cuenta que los efectos de la detomidina son más potentes en cuanto a duración y acción, por lo que debe escogerse adecuadamente el paciente para utilizar esta técnica anestésica (García, Sumano, Núñez, 2002).
La detomidina es un fármaco versátil por sus diversas aplicaciones (intravenosa, intramuscular y oral), destacándose por su excelente analgesia, efectos sedativos y de mayor durabilidad en relación con la xilacina, siendo así, un medicamento seguro para realizar diferentes procedimientos quirúrgicos, diagnósticos y terapéuticos en la especie equina (da Silva Serpa, 2011).
Actualmente en el mercado, Gabrica junto con el laboratorio Syntec existen dos presentaciones de detomidina 1% (5ml, 10ml) a disposición de los veterinarios, para acompañarlos en su práctica diaria y lograr los resultados deseados en sus anestesias.
BIBLIOGRAFÍA